Al comenzar a definirse ya las candidaturas a distintos cargos de elección por parte del gobernante Partido Revolucionario Institucional en Tamaulipas, queda en evidencia el interés del poder central de echar toda la carne al asador rumbo a una contienda que no será para nada un día de campo.
Y es que a pesar de que la fronteriza entidad sigue siendo ubicada en la geografía política nacional como uno de los más sólidos “graneros electorales” para el PRI, lo cierto es que las condiciones específicas de la presente contienda presentan diversos retos a considerar por los tricolores, en el ánimo de mantener la gubernatura.
En primera instancia hay que considerar el contexto nacional. Y ahí no hay espacio para cuentos chinos ni acomedidas suposiciones: la designación del diputado federal con licencia Baltazar Hinojosa Ochoa como precandidato a la gubernatura tiene la firma clara del poder central, en una clara mancuerna entre el jerarca priista Manlio Fabio Beltrones y el hombre fuerte de Los Pinos, Luis Videgaray. Al poder local sólo le corresponden ciertos espacios con el compromiso concreto de sacar adelante el proyecto. El actual grupo gobernante no es dado a pagar favores caros ni a conceder premios por adelantado. Y si alguien lo duda, pues basta con echarle un ojo a los últimos ajustes en el gabinete federal…
Es importante tomar en cuenta que a diferencia de la elección anterior, el PRI no tendrá rivales a modo. En la elección anterior, el PAN y el PRD postularon candidatos hechos a modo para que el priismo obtuviera el triunfo sin complicaciones; el panista José Julián Sacramento simuló hacer campaña, aunque eso sí, ejerció la totalidad del presupuesto asignado. El PRD optó por lanzar al empresario Julio Almanza Armas, escasamente conocido en su natal Matamoros, quien no logró alzar una votación importante ni siquiera para alcanzar una alcaldía. No hacía falta ser adivino para anticipar la victoria tricolor.
El PRD en Tamaulipas es un partido deslucido y desinflado, con apenas un par de personajes medianamente conocidos en la capital del estado que difícilmente darán batalla en la contienda por la gubernatura. Existe todavía la remota posibilidad de una candidatura externa, pero a como se ven las cosas, la falta de estructura y orden dentro del partido convertirían la campaña en una misión casi imposible.
En el caso del PAN las circunstancias son muy diferentes. A pesar de los muchos señalamientos (ciertos y falsos) en su contra, el senador con licencia Francisco Javier García Cabeza de Vaca tiene francas posibilidades de dar la batalla. Lleva años buscando la postulación, y ha aprovechado cada espacio en el servicio público para proyectar su imagen a lo largo y ancho del estado. Es un personaje de contrastes, pero con habilidades para enfrentar el fuego mediático. Y en esa coyuntura, puede convertir en aliados a los no pocos actores políticos y mediáticos que han sido ninguneados o lastimados por el gobierno en turno.
Los señalamientos sobre presuntos vínculos delictivos y los ataques a su precandidatura vía el IETAM podrían convertir a Cabeza de Vaca en una víctima mediática, lejos del propósito de sacarlo del escenario de la contienda. El discurso llorón también vende bien en las campañas, y si alguien lo duda, que revise la estrategia de Jaime Rodríguez “El Bronco” en el vecino estado de Nuevo León.
Por consiguiente, la estrategia del PRI- Gobierno apuntará a reforzar la certidumbre del voto en su fortaleza territorial, que ciertamente la tiene. Por eso las candidaturas a alcaldías y diputaciones tendrán un valor estratégico en esta campaña. Más allá de reproches y las exigencias de los liderazgos locales, lo cual, ciertamente, tiene su nivel de riesgo.
Por lo pronto, los operadores priistas cifran su optimismo en el baile de las encuestas, que siguen señalando al tricolor como una marca triunfadora en la entidad, como se refrendó en las pasadas elecciones federales. Sólo que en la lógica de los premios y castigos que implica la política electoral, habrá que seguir de cerca el comportamiento del voto indeciso, ése que muchas veces se ve más motivado por hacer evidente su descontento.
Aquí es donde vale la pena cuestionar… si las encuestas señalan que el PRI tiene amplias posibilidades de retener la gubernatura, ¿por qué el afán de convertir al precandidato del PAN en perro del mal antes del arranque formal de las campañas? ¿hay datos en el voto indeciso que motivan el nerviosismo de los operadores oficiales? Es pregunta.
La moneda, hoy más que nunca, está en el aire.
Veremos y comentaremos.
DE BROTEPRONTO: Estamos de regreso después de un periodo sabático. Gracias a los que preguntaron, y a los que no… pues también.
Twitter: @miguelisidro